El síndrome de fatiga crónica es un trastorno caracterizado por una fatiga extrema que no se atribuye a ninguna enfermedad. Esta fatiga puede empeorar con la actividad física o mental, pero no mejora a pesar de realizar un descanso
Índice
Síndrome de Fatiga Crónica
Causas
No se ha identificado una única etiología para explicar el desarrollo del síndrome de fatiga crónica (SFC).
Es probable que múltiples factores promuevan su desarrollo
Varios estudios sugieren que la causa puede ser tener deficiencias nutricionales, incluyendo: vitamina B, vitamina C, magnesio, zinc, L-triptófano, L-carnitina, coenzima Q10 y ácidos grasos esenciales.
Cualquiera de estos nutrientes podría estar en deficiencia en pacientes que sufren el síndrome de fatiga crónica, algo que se asocia al proceso de la enfermedad más que a dietas inadecuadas.
Se puede considerar una buena estrategia ingerir suplementos como los mencionados anteriormente para combatir esta patología
Síntomas
El síndrome de fatiga crónica es uno de los trastornos más molestos:
Te encuentras cansado con cualquier tipo de tarea o acción, pero ninguna cantidad de descanso puede ayudar
Generalmente, no hay ninguna prueba anómala de sangre u otros biomarcadores, por lo que el diagnóstico no es fácil de recibir a primera vista.
Aunque en los últimos tiempos está algo más clara la relación entre la microbiota y las respuestas psicológicas al estrés, lo cierto es que cualquier evidencia que la apoye debe ser tenida en cuenta ante la poca ciencia cierta que existe al respecto.
Vitaminas y Minerales para el Tratamiento del Síndrome de Fatiga Crónica
Ácido fólico
Se ha visto que en pacientes con el síndrome de fatiga crónica existe una deficiencia en ácido fólico. El folato sérico está muy relacionado con el nivel de folato del líquido cefalorraquídeo.
Aunque el cerebro mantiene niveles adecuados de folato durante más tiempo que la mayoría de los tejidos, un nivel crónico bajo de ácido fólico sérico y, por lo tanto, un nivel crónicamente bajo de ácido fólico en el líquido cefalorraquídeo puede ser una base razonable para sospechar que el folato cerebral podría disminuir en el síndrome de fatiga crónica, causando un deterioro en la función cerebral.
La fatiga y la depresión, muy comunes cuando se da el síndrome de fatiga crónica, también son consecuencias de la deficiencia de folato
Además, varios estudios experimentales encontraron que la suplementación con folato es efectiva para mejorar el estado de ánimo en personas con deficiencia de folato.
Hay estudios en los que no se han logrado obtener beneficios con la suplementación de folato, pero puede ser debido a que la dosis que se suministró era pequeña y el estudio duró poco tiempo (una semana), ya que en otro estudio se observó que con dosis más altas de folato se mejoraba el estado de fatiga y esto se observó a los dos o tres meses de empezar el tratamiento.
Vitamina B12
Como en el caso del ácido fólico, la fatiga y la depresión son características comunes del síndrome de fatiga crónica, lo que sugiere que una nutrición inadecuada o deficiente de vitamina B12 podría contribuir al cuadro clínico en un conjunto de pacientes.
Similar a lo que ocurre con el ácido fólico, parece ser que dosis consideradas adecuadas para corregir una deficiencia de vitamina B12, puede que no sean suficientes para tratar el síndrome de fatiga crónica, ya que con dosis altas sí que se han encontrado estudios que mejoran este síndrome.
Además, la vitamina B12 parece tener importantes propiedades analgésicas.
Otras vitaminas B para las que se han encontrado evidencias para tratar el síndrome de fatiga crónica son riboflavina, tiamina, y piridoxina. Además, también existe evidencia de que la suplementación con nicotinamida adenina dinucleótido (NADH), puede ser beneficiosa
Vitamina C
Se necesitan más estudios sobre la vitamina C para tratar el síndrome de fatiga crónica. Sin embargo, en un estudio se observó que con la ingesta de 1g de vitamina C tres veces al día redujo las agujetas después de un ejercicio extenuante.
Pero este estudio y otros más en los que se han mejorado los síntomas de dolor, se han hecho en personas sanas, y se desconoce si los efectos analgésicos de la suplementación con ácido ascórbico se extienden a los pacientes con síndrome de fatiga crónica.
Magnesio
Las hormonas del estrés, que incluyen tanto catecolaminas como corticoides, pueden promover una reducción en los niveles de magnesio en los tejidos.
Muchos de los síntomas y hallazgos que se observan en el síndrome de fatiga crónica se parecen a los de la deficiencia de magnesio
Se han publicado varios estudios sobre la nutrición de magnesio en el síndrome de fatiga crónica. Los hallazgos han sido mixtos, aunque dos estudios publicados en revistas importantes revisadas encontraron niveles más bajos de magnesio en pacientes con síndrome de fatiga crónica.
La deficiencia de magnesio parece ser común en personas que sufren el síndrome de fatiga crónica
Por ejemplo, un centro de referencia que evaluó a varios cientos de pacientes con este síndrome, observó que la mitad de sus pacientes tenían deficiencia de magnesio. Aunque la literatura es demasiado escasa para sacar conclusiones claras, muchos pacientes con síndrome de fatiga crónica que tienen deficiencia de magnesio podrían beneficiarse de la suplementación con magnesio.
Zinc
El zinc es otro mineral que a menudo se encuentra deficiente en personas con síndrome de fatiga crónica.
La deficiencia de zinc puede causar inmunodepresión y producir dolor muscular y fatiga. Además, se ha observado que los cambios en los niveles extracelulares de zinc influyen en la relación tensión-contracción en el músculo.
Otros Factores Nutricionales
L-Triptófano
En varios estudios se ha observado que el L-triptófano estaba deficiente en el plasma del 80% de un grupo de pacientes con síndrome de fatiga crónica, un porcentaje mayor que todos los demás aminoácidos analizados.
El triptófano es el precursor de la serotonina, un neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo. Por ejemplo, una dieta baja en triptófano puede causar una recaída en las personas que se están recuperando de una depresión, y las concentraciones bajas de triptófano pueden aumentar cuando la depresión remite.
L-Carnitina
Debido a su importante papel en el metabolismo muscular, la deficiencia de carnitina puede afectar la función mitocondrial. Si es así, podría causar síntomas de fatiga generalizada junto con dolor y debilidad muscular y malestar después del esfuerzo físico.
La evidencia hasta la fecha sugiere que algunos pacientes con síndrome de fatiga crónica pueden sufrir una deficiencia de carnitina relevante
Los ensayos clínicos de L-carnitina por vía oral, que utilizan hasta 1 g de tres a cuatro veces al día, han mostrado resultados mixtos. Esto puede ser debido a que se ha observado que sólo un tercio de los pacientes con síndrome de fatiga crónica responden a la carnitina.
De los que responden, algunos mejoran tan significativamente que, incluso si inicialmente estaban completamente discapacitados, vuelven al funcionamiento normal y se mantienen bien si continúan tomando el suplemento. Desafortunadamente, los niveles séricos basales de L-carnitina no pudieron predecir quién respondería.
Coenzima Q10
Dado que la Coenzima Q10 facilita la respiración celular, y debido a que los médicos creen que tiene un valor terapéutico, durante mucho tiempo se ha prescrito a pacientes con síndrome de fatiga crónica.
Ácidos Grasos Esenciales
Los niveles bajos de ácidos grasos esenciales parece ser común en el síndrome de fatiga crónica. Se ha observado que este hallazgo se debe a anomalías en el metabolismo de los ácidos grasos esenciales.
En un estudio se encontraron cambios en la proporción de metabolitos de ácidos grasos esenciales, y esto sucede como una respuesta fisiológica normal al estrés excesivo o prolongado. Y se observó que estos cambios en los metabolitos de ácidos grasos, a su vez, podrían causar disfunciones del sistema nervioso inmunológico, endocrino y simpático que se observan en el síndrome de fatiga crónica.
Es muy posible que la suplementación con ácidos grasos esenciales pueda mejorar las anomalías en sangre encontradas en el síndrome de fatiga crónica. Por lo tanto, se sugiere que la suplementación con ácidos grasos esenciales puede ser efectiva para el tratamiento del síndrome de fatiga crónica.
Conclusiones
Cualquiera de los nutrientes mencionados anteriormente podría ser deficiente en pacientes con síndrome de fatiga crónica, un hallazgo que parece deberse principalmente al proceso de la enfermedad en lugar de a dietas inadecuadas.
Se ha observado además que se necesitan dosis más altas que las recomendadas al día para notar mejorías en el síndrome de fatiga crónica.
Es probable que las deficiencias no solo contribuyan a las manifestaciones clínicas del síndrome de fatiga crónica, sino que también son perjudiciales para los procesos de curación
Por lo tanto, cuando sea posible, deben identificarse mediante pruebas objetivas y se deben realizar pruebas repetidas después de la iniciación del tratamiento para observar la evolución.
Además, debido a la escasez de efectos secundarios y que se han observado beneficios con los suplementos nutricionales mencionados en este artículo, parece una buena estrategia complementar el tratamiento de los pacientes que sufren el síndrome de fatiga crónica con estos nutrientes.
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